¿Cuál es el mejor sistema de control de iluminación para un museo?

La tecnología avanza imparable, haciendo que todos los estándares y equipos se vayan actualizando. Mientras aumentan las prestaciones que dan a sus usuarios, nacen nuevos estándares y protocolos. Algunos son flor de un día y nadie se acuerda ya de ellos, otros sobreviven décadas y se convierten en una pauta de mercado. Los museos por supuesto no son ajenos a esas dinámicas, buscan ser seducidos por los avances y buscan la forma de actualizarse y estar a día.

Hay decenas de protocolos y formas de controlar la iluminación. No las vamos a citar todas, solo vamos a agrupar a las más representativas en función de ciertas características comunes para que podamos evaluar su conveniencia en los espacios expositivos.

Una aclaración: vamos a confinar este artículo a exposiciones de artes plásticas, que son las que llenan las salas de museos y galerías de arte. Performances, explosiones inmersivas y demás actos culturales que requieren iluminaciones particulares, las vamos a dejar fuera, pues son materia de otros nichos profesionales.

Regulación por corte de fase y 1-10V/0-10V.

regulador por corte de fase para cuadro eléctrico
Regulador por corte de fase para cuadro eléctrico

Estas dos, aunque no tienen mucha relación en su forma de funcionamiento, tienen en común un límite muy desfavorable: la imposibilidad de regular cada foco de forma independiente. El corte de fase opera sobre la corriente de suministro, así que cada foco que este bajo la misma linea, regulará igual. Si hay un rail electrificado de tres fases, se podrán tener tres grupos de control. El protocolo 0-10V, además de requerir una linea cableada adicional, gobernará de la misma forma a todos los focos que están conectados a la misma. En un mismo rail, por fuerza, todos los focos actuarán igual. El rail también ha de ser específico, pues además de las lineas de fuerza, deberá tener dos hilos de control.

Protocolos cableados direccionados.

Galaría Metamorphose en Marbella. Iluminacion con focos DALI de Matisse Lighting.

La más famosa en esta sección es DALI. Se trata de un sistema centralizado y cableado. Aparte de las lineas de fuerza se necesita un cable de dos hilos adicional para llevar los comandos a las luminarias. Su implementación de forma centralizada, requiere personal cualificado. Es compatible con infinidad de pasarelas y sistemas domóticos, tanto cableados como inalámbricos. La activación de escenas programadas puede hacerse mediante pulsadores y sensores, pero la creación de nuevas escenas o control punto a punto, requerirán un técnico cualificado. 

«Direccionado» significa que el sistema de control, identifica y asigna un «nombre» a cada elemento de la red,  y la comunicación es bidireccional. «No direccionado» significa que el sistema de control envía órdenes sin feedback alguno, y no sabe cuando hay o no hay elementos en la red.

Protocolos cableados no direccionados.

La instalación artística Carolaren Arima del Itsasmuseum Bilbao es controlada con el protocolo DMX.

El ya citado 1-10V entra en esta categoría, pero aquí en realidad quiero hablar del DMX, que se utiliza intensivamente en iluminación espectacular. Permite controlar punto a punto, hace transiciones rápidas, y es muy fiable. No obstante los formatos en los que se fabrican las fuentes de alimentación compatibles con este sistema y sus accesorios, dificultan que los fabricantes de focos para museografía los podamos integrar en las luminarias.

Sistemas inalámbricos.

Salas Goerlich y Ferreres del CCCC. Iluminadas con focos Matisse Lighting controlados por Casambi

Aquí entran sistemas como Matter, Zigbee, Wifi, o Casambi, aunque hay muchos más. En general una vez programados, el software de uso es nivel usuario, aunque necesitará un móvil o tablet en propiedad del museo con las APP instaladas. El problema aparece cuando es una empresa de montaje expositivo la que tiene que orientar y regular las luces, ahí se requiere que alguien familiarizado con el uso de la APP esté presente para establecer los niveles. 

Permite la creación de escenas, lo que viene bien para labores de mantenimiento, vigilancia y limpieza. 

En cuanto museos, el protocolo inalámbrico que mejor funciona por ahora, es Casambi. No depende de internet para el funcionamiento diario, y su ecosistema de periféricos es más cercano a las necesidades de museos y galerías, aunque es sensiblemente más caro que los demás del grupo.

Regulación en el propio foco.

Nuestro foco Zoom de 10W, provisto de lente terciaria elíptica, y regulador integrado

La opción más sencilla. Cada luminaria lleva un pequeño regulador integrado que permite subir y bajar la intensidad luminosa. Para salas con exposiciones temporales resulta práctico, pues el mismo técnico que cambia posición, orientación y ángulo de cada foco, puede modificar en ese momento la intensidad luminosa. 

La dinámica del montaje en una exposición.

Operarios de uno de nuestros clientes, Art i Clar, realizando un montaje expositivo

Hay algo que comparte el sector del montaje expositivo con el sector del espectáculo: el trabajo a toda velocidad y a última hora. Las empresas de museografía cuentan con abultadas plantillas que en un tiempo récord y de forma muy coordinada y planificada, pintan, montan mobiliario, cartelas, vinilos, pantallas, proyectores, obra artística y finalmente, iluminación.

A efectos prácticos, siempre tiene que haber una persona subida a un andamio tocando una luminaria y apuntándola a una obra. Si, sé que hay focos que mediante una APP se orientan, hacen zoom, y hasta cambian la CCT, (nosotros tenemos uno) pero no existen aún que se desplacen a lo largo de un rail, cosa que también se necesita, porque a veces hay que cambiar el lugar desde el que incide la luz. Se pueden poner muchos focos para suplir esa necesidad, pero eso sería antieconómico.

Establecida esta dinámica, ¿qué es lo más práctico? Está claro que en una sala permanente que va a sufrir muy pocos cambios a lo largo del tiempo, un sistema cableado como DALI, o inalámbrico como Casambi, harán un muy buen papel. 

Podremos establecer escenas para diferentes actividades, y en museos grandes que cuentan con una plantilla solvente, siempre habrá un técnico que se haga cargo y se familiarice con el sistema de control instalado.

Poner DALI requiere railes específicos que son más caros, además de la compra e implementación del sistema de control centralizado. Casambi no requiere nada de eso, con un móvil basta, pero este sistema encarece cada luminaria sensiblemente.

Pero en salas destinadas a exposiciones temporales, la cosa cambia. Aquí se saca a concurso cada montaje expositivo, y a veces lo gana una empresa, y a veces otra. Estas empresas son las que se encargarán de la iluminación, ya sea con alquiler de equipos, o con los fondos propios del museo. Y lo citado anteriormente: al final, siempre se tendrá que subir alguien al andamio, a orientar, a cambiar posiciones, y de paso, a regular el nivel.  Que cada foco se pueda regular de forma manual  no obliga a que haya nadie de la plantilla del museo que tenga que saberse la APP, y que se tenga que contratar un técnico externo cada vez que haya un montaje.

Luego está el desplazamiento de los focos. Una sala que de repente se emplee para una proyección no necesitará ningún foco, y otra exposición puede que tenga muchas piezas de pequeño formato que demanden muchos puntos de luz. En el primer caso basta con apagarlos, en el segundo, habrá que traer focos de otras salas. En los sistemas de control sofisticados, esos focos por lo general están en otra red dentro del mismo museo, lo que implica desvilcularlos y volverlos a vincular, o por lo menos cambiarlos de emplazamiento no solo de forma física, sino virtual, operando sobre el software que controla la red.

En museos pequeños, Centros de Interpretación y Bienes Patrimoniales como palacios y castillos, donde para poner un tornillo en la pared se requiere un informe de Patrimonio, urge aprovechar las instalaciones ya existentes, con las mínimas modificaciones. 

La tecnología nos deslumbra a veces, y muchos quieren estar a la última y que su museo tenga lo más actual, pero a veces la practicidad debe imperar, porque un protocolo que funcione muy bien para una oficina o un estadio, no tiene porqué hacerlo para un museo. 

Conclusión

A lo largo de estos años, nos hemos dado cuenta que cuando un museo, sobre todo si es grande, y tiene plantillas que incluyan la figura de técnico de iluminación, y además cuenta con exposiciones mayoritariamente permanentes, los sistemas como DALI o Casambi son una buena opción. Me decantaría por el Casambi si se ha de hacer una nueva instalación eléctrica.

Para todos los demás recomiendo lo más sencillo, que también es más económico, un sistema que todo técnico sabrá manipular, que no se “cae”, que no falla, ni se desconfigura, y no dependerá de terceros. Un sencillo actuador integrado en cada foco.

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