Hace varios años cuando desarrollamos iluminación para departamentos de restauración, no imaginábamos que uno de los clientes que iban a acudir a nosotros serían los mismos pintores y artistas de distinta índole. Aunque visto detenidamente, tiene mucho sentido.
Las exigencias de iluminación en un departamento de restauración de obras artísticas, son muy concretas y las tenemos muy bien estudiadas.
Un restaurador de arte, ante todo, necesita confort visual. Requiere que la luz con la que trabaje no le genere deslumbramientos, y que los valores de intensidad lumínica sean elevados para no esforzar los ojos más de lo necesario.
Por otra parte, tenemos la reproducción cromática, que debe ser lo más elevada posible. El poder distinguir correctamente los colores no está al alcance de cualquier luminaria o fuente de luz. Un tubo fluorescente, por muy buena calidad que presente, no hace sombra a un LED de espectro continuo, que actualmente son capaces de ofrecer un nivel de fidelidad prácticamente perfecto. Esto es crucial a la hora de ejecutar trabajos que requieren pericia y precisión, como una reintegración cromática en una obra pictórica.

¿Qué requiere el artista?
El arte no conoce límites en cuanto a materiales y técnicas. Las artes plásticas tienen a su disposición prácticamente cualquier material que el artista sea capaz de manipular. Cierto es que un escultor que trabaje soldando y doblando metales, requerirá una buena iluminancia, pero quizá no necesite una elevada reproducción cromática dada la naturaleza de su trabajo.
Sin embargo, un pintor sí que debe contar con las mejores prestaciones luminosas y de reproducción cromática, que le permitan hacer sus mezclas y diferenciar los colores adecuadamente.
En este orden de ideas, es lógico que un pintor busque hacerse con una adecuada iluminación que le facilite su trabajo, con unas prestaciones que no lo restrinjan a trabajar solo en horas con buena iluminación natural, si no que sus fuentes de iluminación artificial tengas cualidades análogas a las del sol.
Algunos artistas han confiado en nosotros para la iluminación de sus talleres artísticos. Como el de la imagen de portada de este artículo, el artista Jesús Miguel Rodriguez de La Torre, cuya obra podréis ver en este enlace. Jesús Miguel tiene un precioso estudio perdido en algún lugar de la Sierra de Jaén, que ahora disfruta de los mejores valores de iluminación que una luminaria artificial es capaz de proveer.

Nuestro rango de sensibilidad espectral tiene su pico en el centro del gráfico, por tanto, estos dos espectros anteriores son indistinguibles para el ojo humano. De paso, nos libramos de las radiaciones UV e IR, ten nocivas para muchos de los materiales con los que trabajan los artistas.